En este
ordenamiento el individuo tiene la oportunidad de llevar a cabo una serie de
actos comunicativos y hacer uso del modelo de comunicación que vaya a acorde al
escenario.
“La
característica general de las instituciones totales es la ruptura de las
barreras que separan de ordinario estos tres ámbitos de la vida”.
“Primero,
todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma
autoridad única”. La mayoría de los actos comunicativos serán bajo
la supervisión de la autoridad y respetando la reglamentación de la institución.
“Segundo,
cada etapa de la actividad diaria del miembro se lleva a cabo en la compañía
inmediata de un gran número de otros, a quienes se da el mismo trato y de
quienes se requiere que hagan juntos las mismas cosas”. En este
caso el grupo queda encuadrado en el grupo encaminado a realizar una tarea
específica dentro del inmueble y la comunicación interpersonal y grupal se dará
circunstancialmente.
“Tercero,
todas las etapas de las actividades diarias están estrictamente programadas, o
sea que una actividad conduce en un momento prefijado a la siguiente, y toda la
secuencia de actividades se impone desde arriba, mediante un sistema de normas
explicitas, y un cuerpo de funcionarios. Finalmente, las diversas actividades
obligatorias se integran en un solo plan racional”. Este
grupo quedaría insertado como un grupo formal y los actos comunicativos
estarían restringidos en función de las normas impuestas.
“En
las instituciones totales hay una escisión básica entre “internos”, gran grupo
manejado, y “personal supervisor”. Debido a esta división de
actores comunicativos, la comunicación será esporádica entre los internos y supervisores;
entre internos será condicionada a las circunstancias y a las normas de la
institución.
“Los
internos viven dentro de la institución y tienen limitados contactos con el
mundo; el personal cumple una jornada de ocho horas, y esta socialmente integrado
con el mundo exterior, tiende a sentirse superior y justo. Los internos para
sentirse inferiores y débiles, censurables y culpables”. Los
internos llevarán a cabo la comunicación interpersonal, grupal y quizá en algún
momento la intrapersonal al interior de la institución, pero restringida con el
mundo exterior. La comunicación entre los internos y supervisores se limitará a
instrucciones precisas o llamadas de atención.
“La
distancia social entre estos dos está a menudo prescripta. Una de las funciones
de la “guardia” es controlar la comunicación efectiva entre los internos y el
nivel superior. También se restringe el paso de información. Esto da al
personal una base sólida para erigir su dominio y guardar distancias. La
movilidad social entre estos dos estratos es restringida. Todas las
restricciones ayudan a mantener los estereotipos antagónicos”. La
comunicación interpersonal entre los internos estará a merced de los guardias.
La relación comunicativa entre los internos y la guardia será intermitente ya
sea para informar o dar instrucciones.
“El
edificio y el nombre de la institución, para los ojos del personal y también de
los internos, llegan a identificarse, así como pertenecientes al personal y no
a ellos”.
“Incompatibilidad entre las instituciones
totales y el trabajo remunerado en la sociedad: el individuo que internalizó un
ritmo de trabajo afuera tiende a desmoralizarse por el sistema de trabajo de la
institución total, ya que acá tienen su día programado, y sus necesidades
planificadas, la autoridad no cesa después del trabajo, y cualquier incentivo
propuesto para el trabajo carece de la significación estructural que tiene en
el exterior. A veces se les da un pago mínimo, ceremonial, como ración de
comida, o tabaco para que permanezcan en sus puestos, otras veces no son
recompensas sino amenazas de castigo físico”.
“Incompatibilidad
con la familia: el contraste es la cuadrilla. La fuerza de la institución total
depende en parte de la supresión de todo un círculo de familias reales o
potenciales, las cuales proporcionan una garantía estructural de resistencia
permanente contra las instituciones totales. La institución total es un híbrido
social, en parte comunidad residencial, en parte organización formal. (esta es
una incompatibilidad con dos formas de organización social, instituciones y familia)”.
El
interno deja de pertenecer al grupo primario y pasa a integrarse a un grupo
donde tendrá que enfocarse a tareas impuestas por la autoridad. Por lo tanto,
desarrollará actos comunicativos acorde a su nuevo escenario.
El mundo interno
“Los
internos llegan con una cultura de presentación derivada de un “mundo
habitual”, un estilo de vida y una rutina de actividades que formaba un marco
de referencia y permitía mecanismos defensivos al yo, para evitar conflictos,
descréditos y fracasos”. Así es el interno deja de pertenecer al grupo
primario del cual formaba parte desde su nacimiento y pasa a formar parte del
grupo formal con todo lo que esto conlleva.
“Las
instituciones totales no reemplazan la cultura propia por algo ya formado, ni
producen aculturación ni asimilación. Es algo aún más restringido. Si algún
cambio cultural ocurre derivara de la eliminación de ciertas oportunidades de
comportamiento y la impotencia de mantenerse al día con los cambios sociales. Puede
ocurrir una “desculturación”, un “desentrenamiento”. Desde
luego que es posible una desculturación en virtud de que se incorpora a un
grupo de desconocidos y los actos comunicativos serán diferentes a los
acostumbrados en el exterior.
“Estar
“adentro” o “encerrado” no significa nada sino depende del significado especial
que tenga para el “salir” o “quedar libre”. En este sentido las instituciones
totales crean y sostienen un tipo particular de tensión entre el mundo habitual
y el institucional, y usan esta tensión como palanca para el manejo de los
hombres”. La comunicación juega un papel importante que permite al encerrado
desarrollar la comunicación intrapersonal y así realimentarse para lograr
quedar libre.
“Apenas
entra se le despoja de las disposiciones sociales de su medio habitual que
hacen posible una concepción de sí mismo. Y comienzan para la una serie de
depresiones, degradaciones, humillaciones y profanaciones del yo. La
mortificación del yo es sistemática, pero no intencionada. Se inician ciertas
desviaciones en la carrera moral, carrera compuesta por los cambios progresivos
que ocurren en las creencias que tiene sobre sí mismo y sobre los otros
significativos”. Al ingresar el interno a una institución total
inicia el desgano para comunicarse de forma interpersonal y/o grupal con sus
compañeros, quizá le quede el reducto de la intrapersonal en el último de los
casos.
“La
barrera que las instituciones totales levantan entre el interno y el exterior
marcan la primera mutilación del yo”. El interno llega a un mundo
distinto al cual tendrá que irse adaptando a través de los diferentes modelos
de comunicación y de los que le permita ese mundo nuevo.
“El
ingreso rompe con la programación del rol, hay un despojo del rol. El proceso
mismo de admisión acarrea otras perdidas y mortificaciones (incluyen historia
social del individuo, controlar peso, bañarlo, cortarle el pelo). Este proceso
puede considerarse como parte de la “bienvenida” en la que además le ponen
nombres “gusano”, “basura”. Además, el proceso es una despedida y un comienzo.
La despedida implica el desposeimiento de toda propiedad, la más significativa
es el propio nombre. Los registros y confiscaciones refuerzan el desposeimiento”.
El
interno ingresa a un grupo en el cual sus integrantes son ajenos a él; tendrá
que adecuarse a un lenguaje extraño para él, así como a los significantes que
utilizan sus nuevos compañeros.
“Una
vez que se despoja deben hacerse reemplazos, pero estos son entregas comunes,
impersonales, distribuidas uniformemente. El ajuar de las instituciones
consiste en prendas viejas”. Al cambiar de ajuar el interno pierde la
oportunidad de comunicarse por medio de su vestuario ya que este es impuesto,
se recordará que Barthes dice que los seres humanos se comunican
no solamente a través del lenguaje sino también de otros elementos culturales
tales como la ropa, el peinado, los gestos, las imágenes, etc.
Una
forma de mortificación del yo ulterior se manifiesta ya en el ingreso, bajo la
forma de exposición contaminadora. Se traspasa el linde que el individuo trazo
entre su ser y el medio ambiente. Se viola la intimidad de sí mismo. Las celdas
con barrotes cumplen óptimamente ese exhibicionismo. Una forma de contaminación
física se refleja en las toallas manchadas, ropas antes usadas. No
sólo se viola su intimidad, sino que afecta la comunicación intrapersonal e
interpersonal.
“Cuando
el agente de contaminación es otro hombre, se produce una contaminación
suplementaria, por el contacto interpersonal forzado y su consecuente relación
social forzada. El modelo de esta es la violación. Además, el mezclar a todos
los grupos, edades y razas diferentes exponen al enfermo a una contaminación
por contacto con compañeros indeseables”. En este punto también se ve
afectada la comunicación interpersonal y grupal que se desarrolla dentro el
cual es diferente al del mundo exterior.
“Otro
tipo de exhibición contaminadora introduce a un extraño en la relación íntima
de un individuo con sus otros significativos, como leer correspondencia”. Desde
luego que ve afectada su comunicación verbal en forma escrito con el exterior
al violar su correspondencia y también con el exterior.
“Pero
la exhibición puede ocurrir en formas más drásticas, como ser testigo de un atropello
físico a alguien con el que se está vinculado y no hacer nada”. Al ver
el atropellamiento que sufre con ese alguien le queda únicamente hacer uso del
lenguaje kinésico.
“Todo
esto comporta una terrible visualización de la autoridad omnipotente bajo la
cual vive”. El actor comunicativo se ve en la imposibilidad de iniciar
un proceso comunicativo con la autoridad para emitir una opinión.
“Una
fuente de mortificación menos directa es la ruptura de la relación habitual del
actor con sus actos. La primera ruptura es el “looping”: un estímulo origina
una reacción defensiva en el enfermo, y toma esta reacción como objetivo en su
próximo ataque. El enfermo comprueba que su reacción defensiva falla en la
nueva situación, no puede defenderse ya como de costumbre, poniendo distancia
entre la situación mortificante y su yo”.
“Además,
en las instituciones se juntan las diferentes esferas de la vida, y la conducta
de un interno en un campo de la actividad es echada en cara en otro contexto”. Ciertamente
en este nuevo grupo al que se integró el interno está formado de diferentes
individuos de origen desemejante.
“Ahora
bien, hay un sector de la actividad en la que la autoridad no interviene, y es
cuando uno se toma unos minutos en terminar algo y después comer. Pero en las
instituciones totales el personal puede someter a reglamentos y juicios,
segmentos minúsculos de la línea de acción de una persona. Desbarata así la
economía de acción de una persona, que es obligada a pedir permiso o elementos
para actividades menores. Esta obligación impone al individuo un rol de
sometimiento e invalidez antinatural y deja la línea de acción del enfermo
expuesta a intromisión del personal. Dos aspectos de esta tendencia a la
multiplicación de reglas”:
1.
Estas reglas suelen conectarse con la obligación de realizar la actividad al
unísono. Regimentación. De alguna manera se asemeja a un grupo formal y
la comunicación se ve afectada al no poder manifestar inconformidad alguna.
2. “Estas
reglas difusas se dan en un sistema jerárquico. Cualquier miembro del personal
tiene ciertos derechos para disciplinar a cualquier interno, lo que aumenta las
probabilidades de sanción”. Se atropella el derecho a la comunicación y
se exponen a ser sancionados.
“Con
estas dos, el interno vive atormentado por la ansiedad crónica de quebrantar
reglas y sufrir la consecuencia inevitable”. De alguna manera se
asemeja a un grupo formal y tiene temor de comunicarse y transgredir la norma.
Procesos de mortificación… 3 líneas…
+ La
primera… Las instituciones sociales desbaratan o violan los actos que en la
sociedad civil cumplen la función de demostrar al actor que tiene cierto
dominio sobre su mundo (autodeterminación, autonomía, libertad). La pérdida de
comodidades materiales puede acarrear perdida de autodeterminación, la
represión de la autonomía ya resulta de estar encerrado, o con camisa de fuerza. El
interno se conflictúa al dejar atrás al grupo al que pertenecía incluyendo el
rol que jugaba, para entrar a un grupo donde tendrá que adaptarse a los actos
comunicativos propios del internamiento.
+ La segunda…
atañe a la fundamentación lógica con que intentan justificar las agresiones del
yo. Se clasifican en tres grupos diferentes:
* Instituciones
religiosas: los reclusos y la superioridad procuran consumar activamente las
disminuciones del yo. Automortificación.
El
yo lo pierden a través de la comunicación intrapersonal.
* Campos de concentración y cárceles: algunas
mortificaciones se admiten por su poder mortificante, pero acá el interno ya no
acepta ni facilita la destrucción de su propio yo. El
interno a través de la comunicación intrapersonal practica el monólogo donde
hace referencia de su pasado con el presente.
* Instituciones restantes: se justifican con
criterios como higiene, responsabilidad por la vida (alimentación forzada),
capacidad de combate (apariencia personal en militares).
En las
tres, esas argumentaciones suelen ser simples racionalizaciones que tienen su
origen en los esfuerzos por manejar diariamente un grupo grande de personas en
un espacio reducido y con poco gasto de recursos. Los
representantes de la institución harán uso de los mecanismos idóneos o no para
controlar a los internos incluyendo el comunicativo.
Tercera.
La relación entre este marco de referencia, de interacción simbólica y el modo
de referencia psicofisiológico convencional centrado en la “tensión”. En las
tres líneas se merma la posibilidad de llevar a cabo cualquier modelo de
comunicación con libertad.
“El
individuo y los otros deben “interpretar” los ordenamientos sociales, para
encontrar la imagen del yo propio que ellos implican. La mortificación del yo
implica una aguda tensión psíquica en el individuo. Pero a veces esta tensión
puede producirse por otras causas como falta de sueño, mala alimentación.
También un alto grado de ansiedad o privación de cosas pueden exagerar el
efecto psicológico de la violación de los límites del yo, aunque estos factores
no tengan nada que ver con la mortificación que vimos”. Los
ordenamientos sociales orillan al interno a desarrollar la comunicación
intrapersonal para encontrar el rol que va a jugar en el grupo de internos.
“Entonces,
la tensión y las agresiones contra el yo pueden estar ligadas empíricamente,
pero son de dos marcos de referencia distintos”. En este marco es posible
que se conflictúe la comunicación intrapersonal primeramente y después la
interpersonal.
El sistema de privilegios…
Este,
le proporciona al interno un amplio marco de referencia para la reorganización
personal, la reconstrucción del yo. Dicho sistema tiene 3 elementos básicos:
• Las
“normas de la casa”. Prescripciones y proscripciones.
•
“Recompensas y privilegios”, un pequeño número de ellos a cambio de la
obediencia al personal. (por ejemplo, dejan que elija como quiere su café).
Estos parecen tener efecto reintegrador, reanudando las relaciones que mantenía
con el mundo perdido y atenuando síntomas de la exclusión de este. La edificación
de un mundo en torno a estos privilegios mínimos es el rasgo más importante de
la cultura del recluso. Existe la posibilidad que haya apertura a
diferentes actos comunicativos a manera de privilegio a cambio de obediencia.
• Los
“castigos”, consecuencia del quebrantamiento de regla. Consisten en la
supresión temporaria o permanente de privilegios, o privación del derecho a su
conquista. Y también se vea afectada la comunicación al violar la
regla de mundo interno.
Características
del sistema…
“Los
privilegios y los castigos son modos de organización inherentes a las instituciones
totales. En ellas los privilegios no son “los privilegios”, solo son ausencia
de privaciones”. ¿Qué tanto afecta a la comunicación humana la
privación de desarrollar algún modelo comunicativo?
“La
libertad futura se elabora dentro de este sistema. Ciertos actos pueden ser el
medio para acortar la duración de la estadía”. La privación de
manifestarse libremente a través de la comunicación da como consecuencia la
disminución de la pena.
Relacionado
con este sistema, se elabora una “jerga institucional” que sirve a los
internos. El personal conoce esta jerga y la usa para con ellos. Y junto a esta
jerga los internos se inician en el conocimiento de la estratificación interna
y jurisdicciones. “la jerga institucional” será el nuevo lenguaje
que el actor comunicativo deberá aprender a pasos agigantados para comunicarse
adecuadamente con los miembros del grupo al que ingresó.
Los
“líos” tienen una función social. Evitan la rigidez que sobrevendría si las
promociones por antigüedad fueran la única manera posible de movilidad dentro
del sistema. Además, la pérdida del estatus pone en contacto a los más viejos
con los nuevos y asegura el flujo de información sobre el sistema y la
población. Si atraemos a Sagredo e Izquierdo para señalar que
informar es: “en su acepción más usual y cotidiana, es transmitir una
‘noticia’, dar a conocer lo desconocido…” se puede decir que si informan los
viejos a los nuevos con un raquítico acto comunicativo en función del
escenario.
Así mismo,
hay un sistema de “ajustes secundarios”, prácticas que sin desafiar
directamente al personal permiten obtener satisfacciones prohibidas o bien licitas,
pero por medios prohibidos. (Acomodo) El acomodo se dará
paulatinamente en la medida en que el actor comunicativo se vaya adaptando a
los nuevos procesos comunicativos.
Otros
factores que apuntan a la reconstrucción del yo son:
“El
alivio de las responsabilidades económicas y sociales”.
“Los
procesos de confraternidad que llevan a personas socialmente distantes a
prestarse ayuda y cultivar hábitos comunes de resistencia contra el sistema que
les impone intimidad forzosa, igualitaria, comunidad de destino, etc. El nuevo
descubre así, que sus compañeros son seres humanos comunes. Los delitos dejan
de ser medios efectivos para juzgar. La tendencia a compartir el sentimiento
común de ser víctima de la injusticia del mundo y el rencor consiguiente marcan
una importante evolución en la carrera moral”. No habría duda alguna
que cualquier modelo de comunicación que adopten los actores comunicativos
permitirá con mayor facilidad incorporarse al nuevo grupo.
El
sistema social del interno lo induce a una vida que le permite evitar los desbastadores
efectos psíquicos de la introyección, e impedir que el repudio social se
convierta en autorrepudio. Permite que el interno repudie a quienes lo repudian
y no a sí mismo. Un ajuste secundario que refleja la confraternidad es la
indisciplina colectiva. Se presupone que la comunicación intrapersonal
puede coadyuvar a superar el repudio de que es objeto.
“El
personal siente que la solidaridad entre grupos de internos puede servir de
base para la actividad concertada que prohíben los reglamentos, y entonces
procura impedir la formación de grupos primarios”. Se
puede considerar que la solidaridad entre los internos es producto de las
relaciones interpersonales y grupales.
“A
veces, las compulsiones que llevan a los enfermos a tener simpatía y
comunicación con los demás no llevan a una elevada moral y solidaridad de
grupo. Hay casos en que el interno no puede confiar en sus compañeros y se
produce” anomia”. En este escenario los actos comunicativos se dan
en la superficialidad cotidiana.
“Las
diferencias individuales determinaran distintas posibilidades de adaptación. El
interno usará diferentes modos personales de adaptación en las distintas etapas
de su carrera moral”. Cualquier modelo de comunicación que desarrolle
el interno le facilitará su pronta adaptación.
Tácticas
que representan conductas coherentes a seguir: (cada una representa una forma
de “controlar” la tensión existente entre el mundo habitual y el
institucional).
- Regresión
situacional: el interno se abstiene de toda participación en la vida de
relación. En psiquiátricos se llama regresión. El grado de inhibición a
incorporarse al grupo dependerá de la enfermedad que tenga el paciente.
- Línea
intransigente: el interno se enfrenta con la institución y se niega a cooperar
con el personal. El rechazo sostenido requiere de una posición firme de su
organización formal. Entonces se eleva su moral individual. El
interno se opone consciente o inconscientemente integrarse al grupo de
internos.
- Colonización:
el interno se construye una vida relativamente placentera y estable, con el
máximo de satisfacciones que pueda conseguirse. La experiencia del mundo
exterior es punto de referencia para demostrar lo deseable que es la vida
adentro, la tensión habitual entre ambos mundos está reducida. Las
complacencias que pueda lograr el interno dependerán del escenario en que se
den los procesos comunicativos.
- Conversión:
el interno parece asumir la visión que el personal tiene de él y se empeña en
desempeñar el rol de perfecto pupilo. (Mientras que el colonizador construye
para si algo parecido a la comunidad libre, éste es más disciplinado) El
interno empleará cualquier modelo de comunicación para lograr engañar a sus
cuidadores.
“Juego
astuto: supone una combinación oportunista entre ajustes secundarios,
conversión, colonización y lealtad al grupo, y tiende a dar al interno el
máximo de posibilidades para salir airoso. El interno apoya la resistencia de
sus compañeros y es dócil frente al personal, y aunque aprende a cortar lazos
con el exterior para dar realidad cultural a su mundo interior no lo hace hasta
una colonización”.
Temas principales en la cultura del interno…
*
Egoísmo. La situación de inferioridad establecida al inicio por los despojos
crea una depresión personal, y como respuesta se elabora una historia que
justifica la abyección del estado actual. El interno llega a hablar y a
ocuparse así más de su yo que lo que se ocupaba antes y cae en un exceso de
compasión por sí mismo. El personal desacredita esas historias y los internos
tienden a ser discretos. En esta situación aparece en el interno la
necesidad de la comunicación intrapersonal.
*
Sentimiento de que “todo el tiempo pasado allí es tiempo perdido”. Sienten que
es tiempo robado a su propia vida hasta que se convencen de que han sido
desterrado de la vida por toda la duración de la condena. Las condiciones de
vida de las instituciones no bastan para explicar este sentimiento de
esterilidad absoluta. Hay que atribuirlo a las desconexiones sociales causadas
por el ingreso y a la impotencia para adquirir beneficios posteriormente
transferibles a la vida. (los manicomios ofrecen la posibilidad de que piensen
que ese tiempo lo usaron para su propia curación) El
convencimiento es producto de que en ciertos intervalos el interno desarrolla
la comunicación intrapersonal.
“Esto
explica el alto valor concedido a las “actividades de distracción”, desprovistas
de carácter serio. Además, ayudan al individuo a soportar la tensión
psicológica provocada por las agresiones del yo. Las hay colectivas (bailes,
clases de arte), individuales (ver tele, leer), patrocinadas por el personal, o
como ajustes secundarios (homosexualidad)”. Las actividades se harán más
llevaderas si los actores comunicativos se empeñan en practicar la comunicación
interpersonal y grupal.
“La
insuficiencia de estas actividades se debe a los efectos de privación”.
Cuando se le da de alta…
La ansiedad
que siente adopta un interrogante: “¿podré yo arreglármelas solo afuera? La
comunicación intrapersonal lo orilla a plantearse la interrogante.
“La
perspectiva resulta posiblemente desmoralizadora, esta puede ser la razón de
que muchos piensen en la posibilidad de volver, y es la razón de que muchos
vuelvan”. La probabilidad de pensar en volver es alta, ya que se
siente integrado al grupo y por consecuencia a los modelos de comunicación
empleados en el internamiento.
“Poco
después de su liberación el ex-interno se olvida en gran parte de cómo era y
como se sentía la vida en la institución. Lo que si conserva es el “Status
proactivo”, su posición social dentro de los muros era diferente de la que
ocupaba afuera, y además, su posición social en el mundo exterior, cuando
salga, nunca volverá a ser la misma”. El ex – interno habrá que
iniciar el proceso de incorporación y adaptación al mundo exterior, además el
lenguaje en los actos comunicativos será diferente al que empleaba en el
internamiento.
“Cuando
el estatus proactivo es desfavorable (cárceles), puede hablarse de un “estigma”
y los ex-internos harán todo lo posible por ocultar su pasado y superarlo”. Aunque
los delatarán sus expresiones orales y el lenguaje kinésico.
Para explicar
la ansiedad, hay diferentes factores…
+ Desculturación:
la pérdida o incapacidad para adquirir los hábitos que se requieren en la sociedad
general. Es el factor más importante. Además de los hábitos es
también la incapacidad de expresarse adecuadamente al escenario que lo vio
nacer.
+ Estigmatización:
tiene que aceptar su estatus proactivo inferior en su condición de interno. Al
volver al mundo encuentra una fría acogida.
“También
pareciera que la liberación llega justo cuando el interno aprendió a manejar
los hilos en su mundo de adentro. Así, es posible que la liberación se le
presente como el traslado desde el nivel más alto de un pequeño mundo, al nivel
más bajo de un mundo enorme. Además, tal vez no pueda salir de la institución
para volver a la comunidad libre sin llevar trabada su libertad con ciertas
limitaciones” (ej.: libertad bajo palabra). En principio el interno tuvo
que irse adaptando al mundo de adentro iniciando por adaptación al medio,
lenguaje, a los diferentes actos comunicativos, así como al lenguaje kinésico y
después tendrá que iniciar de nuevo la adaptación al mundo exterior.
• El mundo personal
“Las instituciones
totales parecen funcionar como depósitos de internos, aunque uno de sus
objetivos formales es la reforma de ellos. Esta contradicción entre lo que
“hace” y lo que el personal “debe decir que hace” constituye el contexto básico
donde se desarrolla la actividad diaria del personal”. La acción
cotidiana se dará en la medida en que se lleven a cabo los diferentes procesos
comunicativos en el marco de la norma institucional y del beneplácito del
personal.
Circunstancias
típicas de este mundo laboral… (trabajo con personas)
“El
trabajo del personal, y por consiguiente su mundo, se refiere única y
exclusivamente a seres humanos. El personal también tiene que trabajar, después
de todo, sobre objetos y productos, pero estos son seres humanos. Como material
sobre el que se trabaja, la gente presenta las mismas características de los
objetos”.
“Según
los principios morales, las personas son fines en sí mismas. De esto se infiere
que, en el manejo del material humano, hay que atenerse a ciertas normas,
técnicamente innecesarias “normas de humanidad”.
“La
necesidad de tener en cuenta los estatus y relaciones de los internos en el
mundo exterior. Los derechos negados a ellos se transfieren a un pariente, o
director del hospital (representante legal). En cuestión de normas y derechos
el personal tiene que cumplirlas, y los vigilan sus superiores y organismos
sociales. El gran número de internos y la multiplicidad de aspectos en que hay
que considerarlos como fines en sí mismos, enfrentan al personal con algunas de
las disyuntivas clásicas que deben encarar en cuanto gobiernan a los hombres”. Esta
situación se enmarca lo que es el grupo formal y el que cumple con una tarea
encomendada por la superioridad.
“La
obligación de mantener ciertas normas de humanidad plantea problemas en sí
misma, pero además de esto otro problema es el conflicto entre las normas
humanitarias y la eficiencia institucional. Los efectos personales pueden
entorpecer el funcionamiento normal de la institución, por eso el despojo.
También cuando el interno puede hacer visitas afuera, si se manda alguna la
responsabilidad es de la institución. Otra diferencia que tiene el trabajar con
personas es que se puede impartir instrucciones a los objetos (amenaza,
recompensa) y esperar de ellos (confianza, persuasión)”. Las
normas humanitarias le dan la oportunidad al interno de evocar a la
comunicación interpersonal y grupal, pero la eficiencia institucional obliga a
coartar la libertad de comunicación de los internos.
“La
posibilidad de constituirse en objetos de simpatía y cariño del personal, por
mucho que haya intentado mantener la distancia”. La proximidad física y
la complementariedad de necesidades en la cotidianidad dan como resultado
cierta empatía entre el interno y el guardia.
Dos
hechos:
1. “El
personal tiene que encuadrar dentro de normas humanitarias el trato con los
internos”. Pero esto desde el punto de vista no se da, ya que se deben
cumplir las normas institucionales.
2. “Puede
llegar a concebirlos como criaturas razonables y responsables, susceptibles de
ser objeto de interés emocional”.
“Como
resultado hay dificultades.. si el enfermo se hace daño a el mismo, el personal
para contrarrestar esto quizás se comporte de manera autoritaria y agria,
aunque solo busque impedir que se hagan daño. En esas ocasiones es difícil que
el personal pueda mantener el dominio de sus emociones”. Es
posible que sea resultado de la comunicación intrapersonal del enfermo.
“El
personal debe enfrentar la hostilidad y protestas de los internos, y para ello
argumentan las perspectivas racionales auspiciadas por la institución”. Las
normas institucionales se deberán cumplir.
“Además,
tiene una identificación automática del interno (el que está en un psiquiátrico
debe ser insano), esto está en el centro de un medio básico de control social.
Control que debe mantenerse sin considerar el bienestar. Deseos o pedidos, son
vistos como evidencia del desorden mental. En el contacto cara a cara de los
internos con el personal, cada encuentro se presenta a menudo en forma de
acosos, de pedidos por parte del enfermo, y estos se ven obligados a controlar
a los internos y a defender a la institución en nombre de sus fines declarados.
El problema del personal acá es encontrar una culpa adecuada al castigo. Por lo
demás, los privilegios y castigos que distribuye se enuncian en un estilo que
expresa los objetivos legitimados de la institución. La perspectiva
institucional se aplica también a los actos que no están sometidos explicita ni
habitualmente a la disciplina. “mojar la cama” es visto como “maldad” y
“suciedad”. Otra de las funciones del personal es lograr que los internos se
autoconduzcan de un modo manejable y, para ese fin, tanto en el comportamiento
deseable como indeseable deben definirse como surgidos de la voluntad y el
carácter personal de cada interno. No obstante, cada perspectiva institucional
contiene una moralidad personal, y en cada institución total podemos ver, el
desarrollo de algo análogo a una versión funcionalista de la vida moral”. En este
contexto se deben cumplir con las normas institucionales y con las
características del grupo formal.
“Pero
todas las instituciones sustentan una teoría humana. Esta teoría racionaliza la
actividad, proporciona un medio sutil para el mantenimiento de la distancia
social con los internos, y una imagen estereotipada de ellos, y justifica el
trato que se les da. Abarca las buenas y malas posibilidades de comportamiento
del internado, las formas que presenta la indisciplina, el valor instructivo de
los privilegios y castigos, y la diferencia esencial entre personal e internos.
Si se logra que el interno demuestre una defensa extrema al personal, resultará
manejable en lo sucesivo, porque al someterse a estas exigencias iniciales, su
resistencia queda de algún modo quebrantada. Por otra parte, el personal tendrá
formado una concepción de su propia naturaleza”. Las normas institucionales
se ubican muy por encima de las normas humanas con todo lo que esto conlleva,
desde luego la comunicación en cualquier modalidad.
• Las ceremonias institucionales
“Además
de vinculaciones personales ilícitas entre personal e internos, también hay otro
tipo de contacto irregular: los internos pueden estar obligados a prestar
beneficios personales al personal, como lavarle la ropa, pintarle la casa, etc,
en tales circunstancias cuesta mantener la separación de roles, ya que esto no
está previsto por la institución”. La separación de roles se
inicia desde que se aplican las normas institucionales y por consecuencia a los
actos comunicativos.
Ahora
bien, además de estas formas accidentales de cruzar la frontera, toda
institución parece desarrollar una serie de prácticas institucionalizadas a
través de las cuales personal e internos se acercan lo suficiente para que un
grupo obtenga una imagen favorable del otro, prácticas que expresan unidad,
solidaridad e interés conjunto, antes que diferencias entre ambos niveles. Hay
formas entre las cuales tenemos:
* “Redacción
e impresión de boletines semanales, noticias, que expresan un interés simpático
de la institución por la vida de sus miembros y ofrecen una versión idealizada
de las relaciones, en tales casos el personal se presta a que adquieren un
ligero control sobre él y a las críticas que puedan pasar la censura. Aunque no
parece bueno que los internos hayan aprendido el lenguaje oficial de la
institución porque se amenaza la distancia entre ambos grupos”. Los
actos comunicativos que se dan en el internamiento se caracterizan por lo
descrito en las normas institucionales.
* “Un
tipo de ceremonia diferente es el de fiestas anuales, en ella personal e
internos se mezclan participando en formas de sociabilidad convencionales como
comidas y bailes”. Goffman dice que la vida es un teatro y la
comunicación se da en ese contexto.
* “Otra
ceremonia se refiere a la función teatral donde hasta puede haber elencos
mixtos, donde hay imitaciones burlescas de personal, aunque hay inspecciones
para que la libertad no exceda ciertos límites ya que las interpretaciones se
pasan de lo que el personal considera tolerable en general. Tales
representaciones del teatro de la institución ante un público de extraños sin
duda ofrecen a los dos grupos un fondo contraste para sentir su unidad”. En cada
escenario todos y cada uno de los actores se presentará con una máscara que se
reflejará en los actos comunicativos.
* “Otros
tipos de ceremonias cumplen la misma función, se va difundiendo la costumbre de
celebrar el DIA de casa abierta en que puede invitarse al público a recorrer
instituciones, en estas oportunidades las relaciones de personal e internos
suelen verse cordiales e idealizadas, lo mismo que la institución en sí,
protegiéndose así de futuras demandas”. Las relaciones y la
comunicación entre los actores estarán regidas por las normas institucionales
con sus excepciones.
“Otras
ceremonias como deportes ínter murales cumplen con singular evidencia otras
funciones que permanecen latentes en las ceremonias, un desempeño eficiente sobrepasa
el estereotipo del interno por cuanto lo dota de habilidad, inteligencia, y
hasta de honor, y a cambio de la posibilidad de Mostrar eso, los internos
comunican ciertas cosas de la institución como ser que el personal no es
despótico, y además alentando a su equipo internos y personal prueban una mutua
y similar adhesión a la entidad institucional”. El hecho de que el
escenario sea deportivo no implica que los actores comunicativos cambien su
rol, ahora será una máscara de acuerdo con el contexto, pero no dejará que la
comunicación cambie de alguna manera.
“Algunos
comentarios finales: las ceremonias tienden a presentarse con una periodicidad
espaciada y suscitar cierto revuelo. Todos los grupos del establecimiento se
asocian a ellas, pero se les da el lugar que corresponde, se puede ver además
que una sociedad peligrosamente dividida puede a través de estas ceremonias
mantenerse unida”.
“Empero
un análisis funcionalista no es del todo convincente, muchas veces es
conveniente preguntarse si estos relevos de rol crean solidaridad realmente,
dado que los miembros del personal suelen rezongar entre si a las ceremonias impuestas.
Una institución necesita ceremonias colectivas porque es algo más que una
organización formal, pero estas son forzadas e insípidas porque es algo menos
que una comunidad”. Es imposible que se dé rol solidario en virtud
de que la norma institucional indica como debe ser la comunicación entre el
interno y el personal.
“Sea
como sea las ceremonias muestran al modificar temporariamente los roles que la
diferencia de carácter entre ambos grupos no es inevitable e inalterable
(comentario similar ya hizo Goffman de la relación de estigmatizados y normales
en ciertas prácticas) Además la ceremonia que invierte el drama social
ordinario nos recuerdo lo soslayado de la dramaturgia, pero carece de
consistencia en la realidad, donde la intransigencia, el hostigamiento y las
complicaciones desbordan los límites entre personal e internos sugiriendo que
la realidad social de las instituciones totales es precaria, una de las proezas
de las instituciones totales es exhibir y sostener una diferencia entre dos categorías
construidas de personas, diferencias en carácter social y carácter moral, y
diferencias en las percepciones respectivas del yo y del otro”. La
comunicación interpersonal y grupal entre los actores comunicativos se da
acatando lo descrito en la norma institucional y con la característica de un
grupo formal.
• Salvedades y conclusiones
“Un
estudio más hondo exigiría la diferenciación de roles que hay dentro de cada
uno de los dos grupos”. Sería interesante saber cómo se darían los
procesos comunicativos entre los grupos de internos y entre el grupo de
cuidadores desde luego cada uno en su propio escenario.
“Hay
dos aspectos a remarcar aquí, ambos relacionados con la dinámica del nivel
inferior de personal: estos son los empleados a largo plazo a diferencia de los
internos y personal superior que se renueva más seguido, este grupo además es
el encargado de exponer a los internos las exigencias de la institución
ganándose así su odio y desviándolo del personal superior. Un segundo aspecto
se refiere a las pautas de deferencia, en la sociedad civil y los ritos de
saludos incluyen un componente básico de espontaneidad, pero en las instituciones
totales parece específica la adopción de ciertas formas específicas de cortesía,
la cortesía está asentada sobre una base formal y obligatoria”. Los
actos comunicativos donde intervienen los actores del nivel inferior no escapan
a sujetarse a la norma institucional.
“La
división en dos grupos puede encubrir además hechos importantes como que en algunos
establecimientos el hombre más alto del nivel información tiene más poder que
el más bajo del estatus inmediatamente superior, y existen establecimientos que
además obligan a compartir ciertas privaciones colectivas”.
“Respecto
a las personas que ingresan por primera vez en el centro, lo pueden hacer bajo
diferentes estados de ánimo Hay personas que ingresan a las Instituciones en
diferentes condiciones: los que llegan voluntariamente (en instituciones
religiosas) y los que ingresan involuntariamente (en cárceles). Por tanto, de
estas diferentes circunstancias se esperan diferentes tipos de internos”. Desde
luego que los actos comunicativos en los dos casos mencionados serán
diferentes, pero se darán bajo la norma institucional.
“A
esta variable de modo de reclutamiento se le incluye otra, relativa al grado en
el que el personal tenderá a provocar un cambio autorregulador en el interno. A
este cambio regulador se le incluye la tendencia a cambiar los nombres a los
que ingresan, desde ese mismo momento para simbolizar mejor la ruptura con el
pasado, y la entrega a la vida de establecimiento”. Es
difícil el cambio autorregulador en virtud de que los actos comunicativos están
en función de la norma institucional.
“Otra
dimensión variable es la permeabilidad de las instituciones o sea el grado en
que las normas del mundo exterior y del mundo interior se han influido recíprocamente,
y han llegado por tal medio a minimizar las diferencias”. Las
normas del mundo exterior permean de manera sensible hacia el mundo interior ya
que, al menos en el ámbito comunicativo es limitada la libertad de los actos
comunicativos.
“Ahora
bien, en los procesos de admisión se ven los aspectos impermeables de la institución,
porque los procesos de despojo cortan de raíz y suprimen las distinciones
sociales exteriores y se puede crear una orientación hacia su propio esquema,
adviértase que tratar a todos por igual puede ser un consuelo como una
privación para los internos”. Al suprimir las distinciones sociales
exteriores, también se suprimen la forma de desarrollar los actos comunicativos
en virtud de que les aplicarán la norma institucional y será un escenario
distinto.
“Además,
la permeabilidad puede tener consecuencias variables para sus operaciones,
así se ve la posición precaria del nivel más bajo de personal que puede tener
los mismos orígenes que los internos, y al compartir su cultura puede ser
intermediario, canal de comunicación, pero esto le costará a su vez mantener la
distancia”. Se hace necesario saber el porcentaje de internos que tienen
el mismo origen que el personal de nivel más bajo para que se pueda dar el
canal de comunicación.
La carrera moral del paciente mental
“Carrera:
trayectoria social recorrida por una persona en el curso de su vida. Una de sus
ventajas es la ambivalencia: por un lado, se relaciona con asuntos subjetivos
como la imagen del yo, por otro se refiere a una posición formal, a relaciones
jurídicas, a un estilo de vida. Nos preocupan los aspectos morales de la
carrera, es decir, la secuencia regular de cambios que la carrera introduce en
el yo de una persona, y en el sistema de imágenes con que se juzga a sí misma y
a las demás”. En el lapso en que se permite juzgar a sí misma la persona y
juzga a los demás miembros del grupo, implícitamente está llevando a la
práctica la comunicación intrapersonal.
“Por
otro lado, la categoría de paciente mental debe entenderse desde un punto de
vista sociológico. En esta perspectiva la concepción psiquiátrica de una
persona sólo cobra significación en cuanto altera su destino social, y en
nuestra sociedad esa alteración parece significativa solo cuando la persona es
sometida a un proceso de hospitalización”. El paciente mental distorsionará
quizá de forma intermitente los actos comunicativos donde participa.
• Etapa pre-paciente: periodo previo a su
internación
“Encontramos
en él un intento de luchar contra lo que es esencialmente un fracaso como ser
humano, la impotencia de ser algo que valga la pena ser, y por ende se merezca
su propio respeto. Apareada a esta se encuentra otro aspecto, el esfuerzo de
ocultar a los otros lo que considera las nuevas verdades fundamentales acerca
de sí mismo y el intento de ver si los otros también lo han percibido. Esto
provoca ansiedad y angustia en el paciente”. En este escenario el pre
– paciente desarrolla la comunicación intrapersonal para hacerse todas las
reflexiones.
“Para
la persona que se cree mentalmente desequilibrada, el ingreso a un hospital
psiquiátrico resulta a veces un alivio”. En este contexto la persona
hará lo posible por involucrarse en todos los ámbitos del hospital, incluyendo
el comunicativo.
“En
otros casos la hospitalización puede empeorar la situación. Así pues, su primer
contacto con la institución adopta una de las formas siguientes: algunos se
internan porque la familia le ha suplicado que lo haga, o ha amenazado romper
los vínculos de parentesco, otros llegan bajo escolta policial, otros porque
los llevan engañados”. Cuando es este el escenario, le va a hacer
difícil al pre -- paciente incorporarse al grupo que va a pertenecer con todo
lo que conlleva.
“La
carrera del pre -- paciente puede considerarse como un proceso de expropiación:
cuando se inicia esta primera etapa, es poseedor de derechos y de relaciones,
cuando termina y da comienzo a su estancia en el hospital, los ha perdido casi
todos. Los aspectos morales de esta carrera parten entonces de una experiencia
de abandono, deslealtad y resentimiento, aunque para los demás sea obvio que
necesita tratamiento y el a poco de estar en el hospital lo reconozca”. Al ingresar
el pre -- paciente al hospital y perder sus derechos y relaciones con el
exterior, es producto de la comunicación intrapersonal y posteriormente se
enfrenta a la realidad de ingresar a un nuevo grupo que le va a deparar
sorpresas.
Al
deslindar las transgresiones que pudieron servir de fundamento para la hospitalización,
de las que verdaderamente la fundamentaron, se encuentran las “contingencias de
carrera”.
“Mientras
se desarrolla el proceso que culminará en la hospitalización el pre-paciente
puede participar como tercera persona en lo que puede experimentar como un tipo
de coalición alienativa. Al llegar al consultorio se dará cuenta que no se le
da el mismo rol que a la persona que lo llevo, y entenderá que hay un previo
entendimiento entre ellos actuando en su contra. El sentimiento de traición
presenta otros dos aspectos: primero, no es común que el que sugiere la
internación pinte un cuadro realista, segundo cuando se lo interna sufre del
despojo”. A partir del proceso de hospitalización el pre -- paciente
inicia la pérdida del mundo exterior y por consiguiente sus derechos, entre
ellos el no participar en los actos comunicativos entre la persona que lo llevo
y el médico.
“A los
mediadores en el tránsito de un sujeto de estatus civil al status de paciente,
como a los cuidadores cuando es paciente y está en el hospital, les interesa que
una persona responsable y allegada al paciente se constituya en su apoderado o guardián
suyo. Así esa persona se transforma poco a poco en su “curador”, y contribuye a
que el proceso de transición se desenvuelva en forma ordenada”. Desde
que el paciente se encuentra en el hospital, se le margina para que participe
en los actos comunicativos, ya que estos actos los realizará su apoderado y el
personal del hospital.
“Dado
el rol determinante de la carrera de contingencias, hasta que la persona es
hospitalizada no parece haber ningún medio seguro para pronosticarle tal
destino, y puede que ni él se conciba que se está transformando en un paciente
mental. Pero puesto que hay que retenerlo en el hospital, contra su voluntad,
se necesitan justificativos racionales. Así se muestra que la enfermedad
evolucionó a lo largo de su vida, y que de no hospitalizarse pueden pasar
peores cosas. Si el interno quiere hallar algún sentido a la permanencia ahí y
mantener viva la esperanza de que su persona allegada es buena, tendrá motivos
para admitir la elaboración psiquiátrica”. La enfermedad psiquiátrica que
lleva al paciente a la hospitalización va aparejada la pérdida de sus derechos
y la de participar en los actos comunicativos, así como el poder integrarse a
su nuevo escenario.
“Un
aspecto fundamental en cada carrera es la perspectiva que de ella se traza la
persona, cuando contempla su evolución retrospectivamente. La carrera del
pre-paciente depende de esta reconstrucción”. La evolución
retrospectiva se dará a partir de qué el paciente inicié la comunicación intrapersonal.
El
hecho de haber vivido una carrera de pre-paciente, que comenzó con una denuncia
efectiva, es un elemento importantísimo en la orientación del paciente mental, que
solo empieza a actuar a partir de la internación, donde el paciente comprueba que
ha tenido una carrera de pre-paciente y ya ni eso le queda.
NOTA:
Entonces… Está en primer término las personas más allegadas al pre-paciente, en
segundo término, la persona que ha puesto al paciente de camino al hospital, y
en tercer puesto los mediadores, la sucesión de agentes o agencias a los que el
pre -- paciente es transferido. El paciente suele sentirse traicionado por su
familia y amigos.
• Etapa del paciente
“Después
de un tiempo de llegado, el paciente depone el abrumador esfuerzo de ausencia y
anonimato y empieza a ponerse a disposición de la comunidad hospitalaria, para
la interacción social”. Con el devenir del paciente empieza a integrarse
a su nuevo grupo formal y por consiguiente a los diferentes actos
comunicativos.
“Esto
es “asentamiento. En cuanto el pre -- paciente comienza a asentarse, su destino
tiende a seguir el modelo de la institución”. En este escenario el pre
– paciente se incorporará al modelo de la institución acatando la norma
institucional.
“El
ambiente y conjunto de normas del hospital psiquiátrico presionan al paciente
para sentirse que después de todo, no es más que un caso patológico, que ha
sufrido alguna especie de colapso social. El nuevo paciente se encuentra
desposeído de una cantidad de sus afirmaciones, defensas, satisfacciones, y
aprende en qué pobre medida puede mantener la imagen de sí mismo”. La
norma institucional del hospital, la comunicación interpersonal y grupal harán
que el paciente se vaya adaptando al grupo al cual acaba de integrarse.
Sistema
de salas: el yo no se origina sólo en la interacción con los otros
significativos, sino que es fruto, de las disposiciones que toma una
organización para sus miembros. Las condiciones físicas de un establecimiento
pueden usarse para moldear la concepción que una persona tiene sobre sí misma.
Y bien, el psiquiátrico es un caso extremo de esto, hace sentir al paciente
mental en forma penetrante, persistente, y concienzuda la significación que sus
ambientes tienen para el yo.
“El
sistema de salas asegura un alto grado de movilidad social interna, cada uno de
esos movimientos conlleva una alteración drástica en el nivel de vida, y
materiales que puedan usar para constituir el afianzamiento su yo. Desde el
punto de vista actual, este sistema funciona como una especie de incubadora:
los pacientes ingresan en condiciones sociales de primera infancia para pasar,
al término de un año, a salas de convalecientes, en condiciones de adultos
resocializados. Pero el concepto de socialización queda un tanto lejano de la
mano de las instituciones que se centran en coaccionar a los pacientes y
absorberles su propia identidad. El yo del pre -- paciente aumenta o disminuye de
acuerdo con la afiliación que se entabla entre la persona más allegada y el
entorno”. El paciente se verá beneficiado al estar en un sistema de
salas, que, aunque será la misma norma institucional, tendrá la oportunidad de
convivir con pacientes diferentes por sala y las interacciones grupales e
interpersonales serán variadas.
“En un
determinado momento de su carrera, el interno construye una imagen del curso de
su vida (pasado, presente, futuro), y al hacerlo, elije, abstrae y distorsiona
a fin de obtener una versión de sí mismo que pueda exhibir ventajosamente en sus
actuales circunstancias. Acá se da la función social clásica de las redes
informales de relación entre pares: c/u sirve a los demás de auditorio para las
historias que apuntalan a su yo”. La comunicación intrapersonal
será de gran ayuda para que el paciente construya la imagen a partir del pasado
con tendencia al futuro.
“Ahora
bien, como hay una relación directa entre las dificultades que ocasiona un
paciente y su versión personal de los hechos, el personal al desacreditar esta
versión habrá facilitado que el paciente se avenga a cooperar. El interno debe
“compenetrarse”, o fingir que lo hace, con la perspectiva de sí mismo que tiene
el hospital”. Al fingir el paciente desarrolla el acto comunicativo que le
convenga a sus intereses.
El
personal conoce todos los aspectos de la conducta pasada del paciente, que
permiten manejarlo con más provecho para él y menos riesgos para los demás. “Toda
la información contenida en las historias clínicas es verdadera, pero también
casi todas las vidas pueden contener los suficientes hechos denigrantes para
justificar una reclusión. Y es verdad que las historias clínicas muestran las
múltiples formas en que el paciente es insano, pero se extraen ocasiones en las
que pudo salir airoso. Importa que, siendo ciertos hechos registrados, el
paciente seguirá sometido a la misma presión cultural que induce a ocultarlos, más
amenazado aun porque ahora no puede escoger quien leerá eso. Además, están las
reuniones del personal, donde se habla de los pacientes. Así el paciente
confronta con una imagen de él unificada bajo un enfoque común, y se sentirá víctima
de una conspiración general”. El conocer el pasado del interno, el
cuidador tiene la información necesaria para manipular al interno ayudado de
los procesos comunicativos.
“Además
de estas pautas formales, está en el más informal de los niveles, la
conversación durante el almuerzo. Ahí se versa sobre anécdotas de ellos, y el
nivel de murmuraciones se intensifica porque se da por sentado que todo lo que
atañe al paciente incumbe al hospital”.
“Los
hospitales psiquiátricos divulgan el tipo de información sobre cada interno qué
este puede tener mayor interés en ocultar, y emplea a diario tal información,
para desautorizar sus reclamaciones. Cada vez que el personal desbarata sus
ficciones, fuerzan al paciente a reconstruirlas, y así”. Los
cuidadores emplean la información para desacreditar los actos comunicativos de
los internos.
“El
hecho de tener los errores pasados y la evolución presente bajo vigilancia
moral ajena provoca una forma especial de adaptación que consiste en una
actitud desprovista de moral hacia los ideales del ego”.
El
interno va restando importancia a las destrucciones y reconstrucciones del yo,
en la medida que se da cuenta que el personal y los demás internos son
indiferentes a esto. Aprende que se puede ver una imagen justificable del yo
como algo ajeno a uno mismo, algo posible de construir, perder, reconstruir a
toda prisa. Se convence de que resulta viable asumir una posición (por ende, un
yo) al margen del yo que el hospital puede darle y arrebatarle. En este
contexto moral, de que construye y lo destruyen, se desmoraliza. Y aprende en
el hospital que el yo no es una fortaleza, sino una ciudad abierta. Después de
haber sentido lo que significa ser definido por la sociedad como carente de yo
viable, la amenaza que entraña eso queda debilitado. Así el paciente escala una
nueva altura cuando verifica que puede sobrevivir, aunque actúe de un modo que
pueda destruirlo. El paciente al hacer las reflexiones del “yo”
las forma durante el proceso de la comunicación intrapersonal.
La
carrera moral implica una secuencia normal de cambios en su manera de concebir
los yoes, principalmente el suyo. Pueden tomarse en cuenta además las tácticas que
adopta ante otros seres determinados, sea que se adhiera o no a esas
actuaciones. Cada carrera moral, y cada yo, se desenvuelve dentro de los límites
de un sistema institucional. El yo puede verse, así como algo que radicó en las
disposiciones vigentes para los miembros de un sistema social. En este sentido
no es propiedad de la persona a quien se atribuye, sino inherente a la pauta de
control social ejercido por ella y por los que la rodean. Este tipo de
ordenamiento institucional constituye al yo.
A
manera de colofón se puede presumir que cualquier Institución Total sea
cárcel, asilo, cuartel u hospital psiquiátrico, el interno o paciente se ve
limitado de desarrollar adecuadamente algún modelo de comunicación, ya sea por
la norma institucional y/o por el gusto del cuidador.
La
intención de tratar de compaginar una semblanza de lo que el libro de “Internados”
de Irving Goffman es el demostrar de alguna manera que la comunicación
es imprescindible en todos los escenarios de la vida diaria de uno ser humano.
Jesús Rodríguez Mejía
Junio de
2020
Fuentes
//serialdelay.blogspot.com.mx/2010/08/internados-ervin-goffman.html
Fernández, Carlos (s/f) La Comunicación humana en el
mundo contemporáneo (3ª. Ed) Ciudad de México: Mc Graw Hill