Al Maestro
“Educar no es dar carrera para
vivir, Sino Templar el alma
para las dificultades de la vida”
Pitágoras
El congregarnos el día de hoy para hacer patente mi
reconocimiento a los maestros no es mera casualidad por lo que les pido
fervorosa licencia, ya que la memoria falla y nubla los orígenes y antecedentes
de prácticas que se repiten y caen en rutina organizada.
Justo es recordar que, si hoy nos encontramos aquí,
es porque en 1917, recién instalada la primera legislatura de la posrevolución,
dos diputados de ascendencia en la cámara y de origen popular, propusieron que
los días 15 de mayo de cada año se rindiera homenaje al maestro.
Benito Ramírez y Enrique Viesca fueron los autores
de la iniciativa presentada el 27 de septiembre de 1917.
Los diputados Aurelio Manrique, Rafael Martínez de
Escobar, José Rivera y Manuel Rueda Magro dictaminaron favorablemente la
iniciativa propuesta, el 29 de octubre del mismo año.
Una semana después el Senado de la República aprobó
dicho proyecto el 23 de noviembre de 1917.
El presidente de la República Don Venustiano
Carranza promulgó el decreto que establece “Se declara Día del Maestro el 15 de
mayo, debiéndose suspender en esta fecha las labores escolares”.
Al cabo del tiempo entre el jubiloso despertar de
aquel ayer y los tiempos actuales, es pertinente volver reflexionar lo que al
maestro se le pide y lo que se le ofrece.
Con el devenir del Sistema Educativo Nacional hasta
nuestros días le ha sido imposible satisfacer las necesidades que reclama la
población en edad escolar, aún quedan zonas rurales semimarginadas en plena
posmodernidad, pero siempre la vocación de los maestros ha procurado con
entusiasmo, emoción y entrega cumplir con los planes y programas vigentes en
cada momento histórico.
Conocedor de su potencial y regeneradores del
tejido social sé que brindan su concurso para que sus alumnos sean cada día
mejores estudiantes en todos los aspectos de su edad cronológica, que son con
los que conviven a diario.
La decisión de ustedes maestros de entregarse a sus
alumnos es loable y contribuyen desde su trinchera a construir un México más
justo, equitativo e incluyente, hago votos porque nunca flaqueen ante las
eventualidades sociales, económicas, políticas y sanitarias del devenir.
Apreciados maestros en sus manos están alumnos de
la Generación “X”, “Y” y “Z” seguramente los preparan adecuadamente para
incorporarse a la sociedad líquida que describe el sociólogo Zygmunt Bauman.
Los adelantos tecnológicos se han puesto al
servicio de la educación, pero cualquiera que sea el instrumento nunca suplirá
al maestro, ya que él es guía, facilitador, orientador entre otros roles que
juega en el proceso enseñanza – aprendizaje.
La comunicación idónea entre el alumno y maestro es
determinante para el éxito del proceso enseñanza – aprendizaje, de ahí la
necesidad de que el maestro seguramente adecuará la comunicación interpersonal,
grupal y empleará el lenguaje kinésico para lograr los objetivos y metas
plasmadas en el plan de clase.
Finco mis esperanzas en que hoy y siempre pondrán
en juego su imaginación, talento, conocimientos, emoción, voluntad, creatividad
y voluntad para que sigan siendo agentes insustituibles del cambio que la
sociedad espera.
Por lo expuesto acepten mis felicitaciones y
reconocimiento invariable hoy y siempre.
Jesús Rodríguez Mejía
Mayo 15 de 2002 Mayo 15 de
2…
N.B. Estas palabras de reconocimiento las escribir
para el Día del Maestro en la Escuela Secundaria Técnica 16 y en el 2020 las he
actualizado y que quede para siempre mi admiración y respeto a los maestros de
México.